Atrapada en la vorágine del día a día, de las obligaciones profesionales y de las personales, van pasando los días y apenas tengo tiempo para dedicarle un pensamiento a esta bitácora…. Mucho menos para escribir en ella parte del viaje. Las lecturas se van sucediendo, sí, pero apenas hay reflexión detrás de ellas.
Sin embargo, a raíz de un tonto juego en las redes sociales para el que me propuso un amigo, he pensado que sería bueno rendir homenaje a algunas de las lecturas que más me han marcado. No quiero comentarlas. Son todos grandes clásicos, sin duda alguna, y bien conocidos. Solo añadiré las portadas que forman parte de mis estanterías y que viven en el imaginario libresco que hay en mi cabeza. No concibo mis recuerdos sin ellas.
Cada uno de estos libros me ha hablado. Seguramente me ha hecho lo que soy hoy. Así que: ¡salud, canon mío!
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