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Platero, tú nos ves, ¿verdad?
Hace pocas horas que le he puesto punto y final a uno de los -indudablemente- grandes, muy grandes clásicos de…
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Las púas del erizo
En casa tenemos debilidad por los erizos. Tal vez porque son como un ratoncito nocturno cubierto de púas, que opta…
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Monstruos personales
A veces la vida tiene una particular forma de colocarte contra las cuerdas y, atrapado en ellas, golpearte una y…
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El lector y los castillos
A veces los libros se disfrazan. Dan la impresión de ser algo… y solo al acabar la lectura uno se…
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Una lección carnal
Son contadas las ocasiones en que un filólogo lector (no todos lo son, aunque parezca absurdo) se enfrenta a un…
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La heroína (con hache)
Sin palabras. Así me he quedado al ponerle punto y final a Amor se escribe sin hache, de Enrique Jardiel…
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El pelele americano
A lo largo de mi vida como lectora ha habido novelas que se me han atragantado. No lo considero excepcional, aunque…
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Las maneras de amar…
Parte de mi tiempo lo ocupo leyendo literatura juvenil. Es de-formación profesional: uno no puede dedicarse a la educación de adolescentes como…
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Lo que me queda de Ishiguro
A veces uno ha de tomar decisiones y, sobre todo, decisiones que inician nuevos caminos. Tal vez esa sea la…
